La sal fina, conocida también como la sal común o sal de mesa, y una de las más utilizadas en el mundo, se obtiene de la extracción de salinas o depósitos subterráneos de sal, y luego es sometida a refinación para eliminar impurezas.
Durante la refinación se pierde casi la totalidad de los minerales y el único que se logra conservar en cierta concentración (40-60%) es el cloruro de sodio. Además le agregan diversos aditivos, principalmente para evitar su compactación. Este tipo de sales por lo general aportan algunos nutrientes como: cloruro de sodio, una pequeña cantidad de yodo, hierro, magnesio, calcio, fósforo, y potasio.
La sal gruesa, son cristales gruesos de sal y tiene el mismo origen de la sal anteriormente nombrada, pero se omite el proceso de “molido” y ultra refinado.
En el caso de la conocida sal yodada, es la sal fina enriquecida con yodo. Debido a un convenio al que llegaron los gobiernos y los entes de salud para cubrir las carencias de este nutriente en la población de algunos países. De hecho, es una de las que mayormente podemos encontrar en los supermercados.
Diferencias entre las sales comestibles: ¿Cuál es la mejor opción?
La sal marina, a diferencia de las 3 anteriores tiene procedencia y forma de procesado totalmente diferente. Es obtenida a partir de la evaporación de agua del océano o de lagos salados. Por tanto pasa por menos procesos industriales, lo que se traduce a: “conserva una mayor variedad y cantidad de oligoelementos”, tales como: cloruro de sodio, calcio, cloruro de magnesio, potasio, algunas contienen yodo, manganeso, entre otros.
Se les atribuyen diferentes nombres según la región de dónde provienen. Algunos de ellos son:
Flor de Sal: es considerada un tipo de Sal Marina Artesanal, que se obtiene mediante la aplicación de un método de cultivo muy tradicional, es 100% natural y la cosechan de forma manual. Por tanto se garantiza la conservación de los minerales provenientes del agua de mar, entre estos destacan que es muy rica en magnesio, yodo, flúor y potasio principalmente. Los lugares que actualmente se sabe que son pioneros en su cosecha son: la costa atlántica francesa y en Ibiza - España.
Sal Kósher: este tipo de sal se considera bastante natural, ya que al tener la etiqueta Kosher, garantiza que no contiene aditivos químicos; una de las más conocidas es la Sal Celtic. Esta sal marina proviene de las costras de Gran Bretaña y de Francia y no es sometida a procesos de refinado, esta al igual que la sal de Flor es cosechada y molida de forma tradicional, pero no contiene yodo, sino que aporta minerales como: sodio, potasio y hierro.
Sal Maldon: Proviene de un río en Inglaterra (de un pueblo llamado Maldon), de donde es obtenida en mareas específicas y luego es sometida a un proceso artesanal de evaporación, en el cual al final el producto que se obtiene son unas especies de “escamas” de sal de Maldon y conserva casi todos los minerales que hay en el agua de mar. Es una buena fuente de yodo y magnesio.
La sal rosada o sal del Himalaya, es un tipo de sal mineral que es extraída de unas rocas en las minas del Himalaya, y sus características nutricionales son muy similares a la sal marina. Es considerada una de las sales más puras, y actualmente es tan utilizada como la sal de mesa. Además, se le han atribuido múltiples beneficios para la salud, principalmente por el gran aporte de micronutrientes como: cloruro de sodio (98%), hierro, calcio, magnesio, potasio, azufre, flúor, manganeso, yodo, zinc, cromo, cobre y otros.
Soy redactora hace varios años y siempre tuve una fuerte pasión por la escritura. Estudié Ciencias de la Comunicación en la UBA, con orientación en periodismo. También, y fue lo que despertó mi interés por la salud y el bienestar, realicé el profesorado de yoga y actualmente estudio Asistente de Nutrición y Alimentación Saludable. Me parece fundamental que los hábitos saludables formen el 80% de nuestras vidas, con eso me refiero al ejercicio regular y la buena alimentación. ¡Ah! Además comparto recetas saludables en mis redes.+ info